¿Por qué México Rocks?

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Deliciosos platillos mexicanos

#yosíhagoporMéxico

jueves, 25 de marzo de 2010


¿Alguna vez se han sentido orgullosos de ser mexicanos?

¿Alguna vez han sentido tanta negatividad que quieres sacudirla con “positividad”?

Pues yo sí… ambas. Justo anoche, en el Twitter, la gente llenó mi TL de negatividad, como muchas veces, se enfocaban en lo negativo y no en lo positivo. Pues bien, yo propongo cambiar ese switch y utilizar un hashtag positivo: #yosíhagoporMéxico.

El chiste es aportar, enfocarnos en lo positivo que tenemos y hacemos en este país, justo lo que se pretende transmitir en México Rocks.

No sé si les ha pasado: cuando andas de viaje por un tiempito o vives en otro país aprendes a verte y a ver a México de forma más objetiva. Valoras lo bueno y criticas lo malo. Pero siempre hay un sentimiento de añoranza, o bueno, casi siempre. Dicen que la tierra llama y creo que es muy cierto.

Cuando yo volví a México tenía muchas esperanzas de un futuro brillante para mí aquí. No ha sido fácil, tampoco voy a presumir; pero estoy convencida de que podemos dejar de ser un país adolescente y convertirnos en uno adulto, en donde todos nos responsabilizamos y dejamos de culpar a los demás.
Por eso, hay que vernos a nosotros mismos en lugar de apuntar al otro.

Los invito a construir un país adulto, #yosíhagoporMéxico, compartan con nosotros lo que hacen, lo que son y lo que vale la pena difundir.

Un poco de inspiración:



México en tus sentidos

miércoles, 17 de marzo de 2010


Desde que recuerdo el Zócalo de la Ciudad de México ha sido escenario de manifestaciones artísticas multitudinarias: las organizadas en museos enormes, la presencia de danzantes clandestinos, los conciertos masivos, mimos, estatuas vivientes o el infaltable organillero. El Zócalo es un lugar lleno de vida, de energía especial; de encuentros y de alianzas.

En ese mismo cuadro vemos los poderes ejecutivo del país, de la ciudad, de la Iglesia Católica mexicana y hasta de la fuerza de trabajo desempleada (en las rejas de la Catedral) ¿más bizarro?
Así que ver una estructura extraña, que se supone hace homenaje a algunos edificios precolombinos,  en plena plaza no rompe el esquema del visitante habitual aunque sí le pica la venita de la curiosidad. 

Un letrero enorme nos invita a pasar, "México en tus sentidos", dice. Al entrar, se siente en los pies el calor del chapopote. Ojos, muchos ojos mezclados con espejos nos dan la bienvenida: nos vemos, te vemos y tú mismo te ves; es el encuentro con lo mexicano y contigo mismo. Un par de indígenas tarahumaras te invitan a jugar, has venido a un sitio en donde todo y nada es en serio. El olor a copal nos sumerge en esa mística del Zócalo; mística de fotografía de souvenir, de concheros del siglo XXI, de turistas en jeans que danzan alrededor del humo de los supuestos chamanes. Pero los amantes de los aromas sabemos que el incienso purifica y que los sentidos del tacto (por medio del piso) y del olfato están cubiertos. ¿El del oído? Tambores, instrumentos de viento, naturaleza y modernidad recrean una vez más la mística de nuestro país.

¿La vista? La vista puede sentirse de repente abrumada, sobre todo en la segunda gigantografía: un pie lleno de texturas, de experiencia, de color, de vida. Nuestros ojos se encuentran con imágenes conocidas; las hemos visto en los mercados y en los anuncios de televisión; en la calle, en la esquina y en los folletos de la agencia de viajes. Nuestra mente va encontrando una estructura: fiestas y tradiciones, rituales, paisajes, lugares de la cotidianidad y el ciclo de la vida; en pantallas, en impresos, en video y hasta en lo que juramos es lienzo casi transparente.

La exposición "México en tus sentidos", del artista –según muchos- y empresario –según él- mexicano Willy Sousa nos muestra imágenes lindas de nuestro país. Y es importante recalcar el término lindas, ya que si lo que se busca es fotoperiodismo este es el lugar equivocado. Aquí uno viene a sentirse cursimente orgulloso de ser mexicano, de llamarse María, Lupita, Rosa, Juan, Carlos y hasta Samantha; de tener tonito norteño, yucateco o moreliano, de que la dieta diaria incluya una "queca", un sope, un jugo fresco, guacamole (como se hace realmente), chiles, tortillas, mole, tamales, verduras, pastas y hasta pan gourmet; de beber coca cola y mezcal, vino tinto importado y agüita de tamarindo. Porque eso somos, somos la quinceañera y la pose para la foto, somos el salto de cuerda, la niña jugando al avioncito, el Día de Muertos, los voladores de Papantla, el cielo azul y la contaminación del Distrito Federal. Somos pose y naturales, falsos y verdaderos, pequeños y gigantes.

Quien no reconozca al señor de las gelatinas de rompope, a los churros con chocolate, a las escalofriantes figuras de Cristo crucificado, al sombrero de charro (aunque sea puesto en feria y para la foto de relajo) es que de verdad no ha viajado por México, no se ha dado la oportunidad de conocer el folklor y todo eso que sólo se ve, se escucha, se prueba, se toca, se huele en este hermoso país. 

Es cierto, las imágenes de Willy quizás no sean las más majestuosas, las más realistas pero no por eso dejan de ser reales, no por eso no disfrutamos a los niños sucios de algodón de azúcar, al chivito mirando a la cámara, a la niña trenzuda de ojos enormes y a la bigotona de la pantalla. 

Pronto se pasan las salas y nos quedamos con ganas de más. Pondrán 40 o 50 fotografías más en las próximas semanas, así que habrá que darse otra vuelta. Mientras, yo sí me quedo con el video final que nos muestra a ritmo de sonido nmilsouround imágenes de nuestro país: teatrales, cuidadas, bien iluminadas, retocadas, naturales, con grano, digitales, sin título, con nombres, que nos invitan a enamorarnos desde Baja hasta Yucatán. 

El único sentido que me faltó fue el gusto. No estaría mal que pusieran un puesto de pan dulce, buñuelos, chocolate en agua, ates o elotes con crema y chilito piquín. Así, todos nuestros sentidos estarían realmente cubiertos; México estaría realmente en nuestros sentidos … ¡y cómo no! En el Zócalo esto, justo esto, sucede todos los días. Y en México también. 



Trabajo de Willy de 2009