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Deliciosos platillos mexicanos

Que viva mi tierra Michoacán

miércoles, 27 de mayo de 2009


Y sí, que viva.

Qué difícil es hablar de Michoacán cuando lo primero que se viene (precisamente en este momento) a la cabeza es: narco, política y corrupción.

Pero, señores, Michoacán es MUCHO más que eso.

No tengo que apelar a la cordura de ninguno de los lectores de acá, porque sé bien que si llegan hasta aquí están abiertos a conocer más de ese lugar, mi lugar, que es el forzoso post oficial número uno de este blog.

Tampoco tengo que decir que MICHOACÁN es lugar de mujeres hermosas, je, basta con ver mi foto de perfil.

Ah, mi tierra. Morelia. En algún sitio escuché que posee el segundo centro histórico más grande del país, la neta es que no lo he medido, pero lo he pateado.

Crecer, vivir en este lugar fue una gran bendición para mí. More era una ciudad tranquila y relativamente pequeña, llena de árboles y yo fui una niña muy feliz.

Entonces, les quiero presentar mi Michoacán, mi Morelia, muy lejos de escándalos de cualquier tipo.

Esta tierra, mi tierra, es un lugar caminable, respirable, admirable.

Por ejemplo, si quieres pasar una tarde rica con los amigos, echando chisme, puedes caminar sin ningún problema de punta a punta el acueducto, iniciando desde las Tarascas, pasando por la Calzada Fray Antonio de San Miguel (testigo de mi nacimiento, kínder, primara y secundaria… nomás) hasta llegar al final… donde hay un deportivo que se llama Venustiano Carranza (diez puntos para que me diga qué se jugaba ahí hasta hace como 20 años).

Ahí atraviesas, fijándote en el semáforo, por favor, y te sientas plácidamente en el MX a disfrutar de una orgásmica torta de cajeta al horno. No… ¡qué cosa! Generalmente lo que hacemos nosotros es pedir una y compartirla (sí, con babas y peligro latente de influencia del marrano incluidas). Otra opción a unos cuantos pasos más, es tomar un café (mis favoritos en el mundo) de Café Europa (el pastel Torino, una cooooosa) o, elegiría Elo, en el Lillians café.

Las tardes en ese lugar son pacíficas, maravillosas para hablar y hablar.

Pero volviendo al centro, el Jardín de las Rosas es un sueño, aunque yo no elegiría comer ahí porque para mí los cafés son malos, caros (estándares morelianos, pues), y el servicio… (FX GRILLITOS… CRIII CRIIII), aunque dicen que ya hay nuevos sitios y con un mucho mejor servicio. No me consta. El cine que está enfrente es un must. Ok, las salas no son lo más moderno y cómodo de la cadena Cinépolis, pero siempre encontrarás algo que ver y más cuando es época de Festival (que, por supuesto, tendrá muchos posts en este sitio, porque México Rocks también por su cultura).  

También les recomendaría ir a un lugar casi enfrente de la catedral… se llama La Casa del Portal. La decoración es hermosa, y la comida nada mala. La terraza tiene una vista espectacular y también se respira un aire tranquilo, aunque un poco más turístico. Y se supone que todo se vende ahí: el plato, el mantelito, etc. (también tienen que visitar San Miguelito, aunque está fuera del Centro Histórico).


La Plaza de Armas queda justo al frente y a pesar de que fue remodelada hace poco, sigue siendo hermosa (léase: me gustaba más cómo lucía mi terruño antes). Intenten esto: compren una paleta de La Michoacana (en Michoacán, preparada por michoacanas, ja), y échensela en una banquita del zócalo, mientras ven a los niños jugar con las palomas… ¿quieren más?

Ah… pues ahí está, la catedral. Sí, sí, que no vamos a ir a rezar (aunque no está de más echarle una visitadita al Señor de la Sacristía, famoso por sus múltiples milagros), pero, no es por nada, es digna de verse. Piérdanse adentro, ignoren los recorridos turísticos si pueden -después del tour les obligan a pagar una “propina” -(pero hagan uso de sus orejas expandibles de los Weasly). Si se fijan, atrás, arriba, hay un organote. Ay, que yo estuve ahí. Para subir, hay que hacerlo (o en mi época escolar, al menos) por una escalera de caracol horrorosa, pero desde arriba la vista es ufff… Su sonido es nítido, y sigue siendo uno de los órganos más espectaculares de América Latina y se puede escuchar en algunos conciertos a lo largo del año (aunque la gente insista que esto no es cierto).

En el techo de la iglesia filmamos aquél comercial que alguna vez les enseñé en donde la hago de monja. Sí, el de la LPGA.

Se sube por una de las torres, que afortunadamente no tiene ventanas, porque mi miedo a las alturas me hubiera puesto en aprietos. Las torres son altas y el techo, sorprendentemente limpio.

Si caminas por las calles del centro, encontrarás tiendas a la antigua, de esas que yo no me explico cómo subsisten. Venden cachemir, ligueros para abuelitas, vestidos de quinceañeras a la vieja usanza. También puedes encontrar gelatinas con rompope, gazpachos (no la sopa, la fruta picada), chicharrones enormes con cueritos y pico de gallo, globos, artesanías, muñequitas de trapo a las que conocemos como “güares” (o “Marías”, dirían los chilangos).

Para la noche… La Inmaculada. Señores, una ida a More sin la Inmaculada no está completa.

Y si es de diciembre a febrero, ¡mejor!, porque podrás ser testigo de un clásico: el dragón de la iglesia.

No puedo imaginar mi infancia sin el dragón. Esta cenaduría establecida y atendida por los vecinos, nació por iniciativa de un cura, que es algo así como bien recordado por la comunidad porque hizo mucho por ellos (y esto, es neto, aunque parezca raro). Comenzaron con puestitos en la calle (literalmente) y poco a poco fueron creciendo (estoy hablando de años). Ahora aquella iglesita azul, en la que se escuchaba misa desde la calle y con altavoces, en la que había servicios cada hora hasta las 23:00 horas o algo así, se convirtió en una iglesia grande, en donde todo mundo cabe. La cenaduría sigue siendo atendida por los lugareños, pero ahora es un lugar en forma, en el sótano de la iglesia.

Funciona así: compras tus boletitos (sí, sí, como en kermés) y los cambias por los antojitos michoacanos que se ofrecen. ¡Que ya se me hizo agua la boca! Los precios son deliciosamente baratos, los productos limpísimos y… nunca me ha hecho daño nada.

Una cena típicamente moreliana. Ah. El dragón. Durante las fiestas de la Inmaculada Concepción (por eso mismo en mi casa le llamamos “La Conchita”), ponen un dragón mecánico (ok, súper kitsch) afuera del templo y cada media hora se prende. La función va así: el dragón (que evidentemente es el demonio) viene a la Tierra a tentar a los humanos, pero llega un ángel y con movimientos de robot setentero, alza su espada y le da con todo a don dragón. El mítico animal chilla y hace ruidos terribles, hasta que entre coros angelicales aparece la virgen María y acaba con él. ¡¿Se imaginan lo que esta aventura bíblica puede hacer para una niña inocente (ok, en los 80´s)?! Wooow, era lo máximo. Y sigue siendo. Cada vez que voy y empieza la música, dejo mi tostada de jamón (que existen, que existen) o mis uchepos para ver al dragón, que se sigue moviendo con crujidos, aunque ahora lanza fuego (o chispas, pues), por el hocico.

Nada, nada… que esto puede ser interminable. Pero hoy quería hablarles de un Michoacán muy mío. De esas calles de piedra, esos árboles rechonchos, esas combis en las que la gente viaja parada, del sol quemante de mi ciudad.

Una ciudad que vale mucho más que unas notas tristes en las primeras planas de los periódicos nacionales.
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TIP PARA EL VIAJERO: Morelia está súper bien ubicada, de Ciudad de México queda a dos horas y media en auto, y casi 4 en bus. De Guadalajara, más o menos la misma historia, al igual que Querétaro, León, Aguascalientes, Guanajuato. Nada de pretextos, ¿cuándo hacen la reserva?

MÁS INFORMACIÓN PARA EL VIAJERO: Acá la obtienes (casualmente también escrita por mí, jajaja).

7 comentarios:

Emilio M O dijo...

Pero por supuesto que nuestro estado es mucho mas que sus malos gobiernos, además que los de ahí somos requetebien chidos. Y que me dices de los uchepos con jocoque, las corundas, el queso asadero, el churipo, los ates (no esos duros sino ya sabes cuales), las enchiladas michoacanas uffff que delicia. Y por supuesto y haciendo comercial una paleta de "la michoacana" (mis favorita la de pistache y/o piñón)por cierto y aunque parezca increíble cualquier paletería de estas en cualquier parte del mundo (en Europa hay) proceden de un par de familias del mismo pueblo michoacano (mi pueblo).

Además cerca de Morelia hay tantas cosas por visitar, Patzcuaro y su lago con islas, la mariposa monarca, un poco mas lejecillos Uruapan y su parque nacional, Zamora y su catedral. No, no, mejor ni le sigo porque ya me están dando ganas de ir.

Bien dice la canción "tu si tienes de que presumir: tus lagos azules, tus llanos dorados, de esta tierra linda, donde yo nací Michoacannnnnnnnn"

SalU2, un abrazo

27 de mayo de 2009, 9:33
Unknown dijo...

me gusto, me gusto la idea
platiquemos, la revista tiene algo trabajado ya sobre este tema tal vez podríamos fusionarlo y darle mas fuerza
saludos

27 de mayo de 2009, 9:38
Lata dijo...

Danke :D je je je, y sí!!!! :) harto de qué presumir. No es por nada, pero qué rechula es nuestra tierra!!!!

Erwin... Erwin Erwin? Indie-Rocks' Erwin??? Pues si eres ese, ya estás!!! hablemos, pues.

27 de mayo de 2009, 9:58
Anónimo dijo...

Qué rico! primero qué bien hace ver a More desde éste lado tan íntimo y segundo qué recuerdos!!! casi pude olerlo Taus... gracias V.

27 de mayo de 2009, 10:11
MK dijo...

Es verdad, hay cada cosa que pasa en nuestro país, estado y ciudad, pero está en nosotros no dejar que influya de manera negativa y que nuestra ciudad y entorno sigan estando sanos, y llenos de bienestar.
Esta manera tan tuya Mana, es la mejor ayuda que le podemos dar a nuestra ciudad. No sólo porque es hermosa, sino porque nos vio nacer, nos ha dado una familia (no la del narco), amistades, estudios, trabajos, alegrías, tristezas, pero siempre, Morelia nos presenta su mejor cara, hermosa cantera rosa saludándonos, sus edificios históricos, su rica gastronomía, sus alegres municipios, sus tradiciones.

Todo lo que cuentas es verdad, todo es antojable, aun para los que vivimos aquí, y no nos hemos dado el tiempo de ir a esos ricos lugares.

Recomiendo en la Inmaculada las ricas quesadillas fritas. Y por supuesto que las tortas artesanales de cajeta. Nos vemos en las quecas.
Un beso

27 de mayo de 2009, 12:31
Cl@udette dijo...

Uff harto material y del modo descrito hasta ganas dan agarrar la mochila y emprender el camino.....ire tomando nota para las sigs. vacaciones

Saludos

27 de mayo de 2009, 17:51
Lata dijo...

Claudette, pues ya estás... ¿vives muy lejos? Te lo recomiendo al 100, eh?

MK... maaaaaana. Tú y yo compartimos babas en una torta de cajeta. Las quecas no me fascinan, prefiero las enchiladas placeras o las tostadiquis... yuuuummiiieee!!!

Tarus... pues qué te parece si vamos planeando un morelianazo junto a un oaxaqueñazo??!!!

29 de mayo de 2009, 8:11

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