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La tecnología y los viajeros

viernes, 25 de febrero de 2011


Cortesía de: David Ochoa


Llegan las vacaciones, y con ellas, la oportunidad de viajar. La primera buena noticia es que gracias a Internet es muy fácil encontrar buenos paquetes de viajes; la mala noticia es que si apenas vas a empezar a planear tu viaje para esta temporada, ya se te hizo un poco tarde. Pero te tengo una segunda buena noticia: con un poco de ayuda de las redes sociales, aún tienes la posibilidad de disfrutar de tus vacaciones, incluso como si contrataras un paquete con guía de turistas.

Empecemos por el principio y asumamos que ya tienes elegido el destino, la fecha y el plan para tus vacaciones. Existen desde hace muchos años varios sitios web dedicados a vender, en paquete o por separado, vuelos, habitaciones de hotel, etcétera, y probablemente hasta hayas usado alguno de ellos: sitios de líneas aéreas nacionales y extranjeras, agencias como Travelocity o PriceTravel, comparadores de precios como Avízpate, sitios de reseñas como TripAdvisor, etcétera.

Al momento de comprar, la mayoría de ellos te dan diferentes precios, y aquí la clave es estar listo con la tarjeta de crédito (o la forma de pago que elijas) para cerrar el trato en ese momento, pues a más de uno nos ha pasado que lo dejamos para después, y al regresar, los precios han cambiado y las ofertas se han agotado. Si eres más aventurero(a) y no acostumbras planear tus viajes, probablemente encuentres buenas ofertas en LastMinute.com.

Aprovechando las redes sociales

Es verdad que a través de twitter y facebook puedes hacer amistades, y si viven en distintas ciudades o países, visitarles, pero también existen redes sociales especializadas en turismo que te ayudan a planear tus viajes, y en ocasiones, a conocer a personas locales que te podrían enseñar la ciudad de una manera diferente. Mencionaré dos de ellas,  y aunque no son las únicas que existen, son las que he probado y te puedo recomendar.

La primera, WAYN (siglas de “Where Are You Now?”), funciona lo más parecido a cualquiera de las redes sociales que conocemos, sólo que en ella encuentras personas cuyos intereses están enfocados al turismo. Puede ser que aprendas a planear una visita a los principales museos europeos, que encuentres a alguien que te quiera acompañar a escalar el Kilimanjaro, o personas con los mismos intereses en actividades y destinos de quienes puedas aprender o con quien quieras compartir más.

La segunda es una comunidad más cerrada, ya que por su naturaleza es necesario un mecanismo de verificación de identidades sobre el cual sus miembros establezcan una base común de confianza. Se llama CouchSurfing y tiene como premisa la oferta de un espacio en tu casa -tu sofá, por ejemplo- para que un viajero “le caiga” una o dos noches y tenga una visión diferente de la ciudad que está visitando. No es absolutamente necesario que tengas lugar en tu casa para participar, puedes también ofrecerte a llevar al visitante a tomar un café o tragos, pues lo más importante en la comunidad de CouchSurfers es la experiencia cultural del viajero. Obviamente, lo que ofreces también lo puedes obtener tú cuando te vas de viaje.



Los viajes y la tecnología: algunos consejos

Ahora que ya has resuelto tu itinerario y estás listo para salir de vacaciones, te tengo algunas recomendaciones casi indispensables para que puedas cubrir tus necesidades tecnológicas durante el viaje.

La necesidad primaria en estos viajes es la energía con la que recargarás tus gadgets o equipo, así que asegúrate de llevar los adaptadores necesarios, sobre todo si tu viaje es al extranjero. Si tu teléfono y tu cámara se cargan por el conector USB, basta con un adaptador de corriente con entrada USB para cargar ambos y además puedes usar el mismo cable para transferir archivos. Si vas a adquirir conectores y/o cargadores múltiples, hazlo con calma, antes del viaje y en tiendas alejadas del aeropuerto o terminal de autobuses, pues en esos lugares te pueden llegar a costar el doble y no te quedará más que pagarlo. Si tienes o puedes comprar pilas extra, hazlo, será una buena inversión. Y sobre todo, recarga siempre que veas un enchufe de corriente, nunca sabes si en la próxima parada o lugar habrá alguno disponible.

Si planeas llevar tu laptop de viaje, te recomiendo altamente que hagas un respaldo de la información que ahí tienes en un disco duro externo que se quede en tu casa. Si no sabes cómo, lo más rápido es crear una “imagen” (o réplica) del disco duro con toda la información, que te servirá en caso de que tu computadora, por algún motivo, no regrese o se dañe en el camino.

Lleva el menor número de gadgets posibles, pero no escatimes. Si tu viaje quedará mejor documentado con tu cámara réflex digital que con la cámara del teléfono celular, escoge los accesorios necesarios y empácalos contigo.

Ponle contraseña a todo lo que se deje: laptop, teléfono, disco duro externo o memoria USB, hasta a tu cámara digital de ser posible. En caso de robo, lo más probable es que tengan que resetearlos, y así por lo menos no se quedarán con tu información.  Si tu teléfono móvil tiene la opción de rastreo y borrado remoto de datos, actívala también.

Los gadgets no se llevan bien con los climas extremos. El calor, la arena, el frío extremo, el polvo, el agua, etcétera, los dañan. Evita exponerlos a ellos, y en la medida de lo posible, llévalos en fundas protectoras o en estuches rígidos.

Al hacer tu maleta, crea un video-inventario con tu cámara digital (o con tu teléfono) para que estés seguro de lo que llevas y no te quede duda de si lo olvidaste en la casa, se te perdió en el hotel, o te lo robaron. También es útil en caso de que una aerolínea pierda tu equipaje y tengas que llenar una solicitud para la reposición de su contenido.

Si viajas al extranjero, infórmate con anticipación sobre los planes de roaming disponibles para tu teléfono, pues en caso de no contratarlos, podrías incurrir en gastos tan sólo con tener encendido el teléfono y recibir llamadas o mensajes de texto. Si tienes un smartphone que use conexión de datos, asegúrate de desactivar dicha conexión antes de subir al avión. 
Aunque hayas contratado un plan de datos en roaming para tu teléfono, intenta usar la conexión Wi-Fi en lugares públicos, y si no lo contrataste y quieres evitar sorpresas, desactiva la transmisión de datos en tu smartphone... o en el último de los casos, quítale la tarjeta SIM hasta que regreses al país.

Independientemente del tipo de viaje que hagas y cómo lo hayas planeado, es un hecho que la tecnología puede servir para que lo disfrutes más y tengas un buen recuerdo del mismo.
 
Publicado en: www.papaschips.com.mx
Diciembre 2010

Turista en tu propia tierra

miércoles, 6 de octubre de 2010

¿Estás depre porque no puedes salir de vacaciones? Antes de llorar contesta esto: ¿qué tanto conoces tu ciudad?

Siempre que vamos a algún sitio nuevo nos preparamos para la visita: averiguamos los precios de los museos, los puntos de interés, compramos guías o las bajamos de internet… todo para ir bien preparados. Pero ¿cuántas veces hacemos lo mismo en nuestro lugar de residencia? Seamos honestos, visitamos lo museos locales en la primaria y sólo porque nos obligaron, rara vez vamos al centro, si a caso, a alguna boda, a comprar fayuca o porque vino alguien de visita y "hay que pasearlo".


Por lo mismo, seguramente nos hemos perdido de grandes atractivos, así que les propongo ser turistas ¡en casa! Y si vives en un pueblito pequeño, lánzate a la aventura a la capital de tu estado, te saldrá mucho más barato que alguna otra opción.


¿Están listos?


Para empezar, lo más adecuado sería informarte: busca por internet los principales atractivos o acércate al módulo de información turística. Si puede, también carga algún mapa en donde venga la historia del lugar… o ¿a poco te lo sabes de memoria?


Averigua si existen tours gratuitos en los principales edificios, ¡nunca se sabe! Que no te dé pena decir que vienes "de aquí", cuando te pregunten "¿de dónde nos visita?" Verás que te convertirás en la atracción cuando les digas que quieres conocer mejor tu ciudad.


¿Qué tal un safari fotográfico? Si te gusta la fotografía, sal a retratar tu ciudad. Estoy segura que la verás con nuevos ojos: observa a través del lente las esquinas (literalmente), los parques, las plazas públicas y la gente. Captura momentos y esculturas, retablos de iglesia y murales.


Investiga las ferias y fiestas de las poblaciones cercanas. Es decir, si eres de Morelia, ¡no puedes perderte la Noche de Muertos en Tzintzuntzan!, o si vives en León, ¡el Cervantino en Guanajuato!


Domingo prehispánico: ¿qué te parece que algún domingo te lances a la zona arqueológica más cercana? Por ejemplo, si vives en Oaxaca, apunta Mitla para el próximo fin, ¡verás qué maravilla! (y en muchos sitios, el domingo es gratuita la entrada.)


¿Qué tal tomar el tranvía que recorre el centro histórico? Sí, quizás te cueste entre 50 y 120 pesos el recorrido, pero será una buena experiencia. Y si te quieres ver más audaz, busca los que son temáticos: de leyendas, de rutas específicas (como el de cantinas en D.F.), etcétera.


Organiza con tus amigos el tour "mis lugares favoritos". Que cada uno planee uno y sea el guía. Vas a aprender sobre el lugar y sobre tu cuate. Yo siempre llevo a mis amigos a conocer "el lugar donde nací y viví por 12 años" y es la Calzada Fray Antonio de San Miguel, en Morelia. Les enseño dónde estaba el hospital donde mi mamá me dio a luz, mi primaria y mi secundaria. Y de paso visitamos la famosísima iglesia de "San Diego" (Santuario de Guadalupe), donde todo mundo se casa y es una muestra clarísima del arte Churrigueresco de la Nueva España.


Exposiciones temporales. Quizá ya conoces los museos locales, pero durante el año habrá alguna muestra temporal que valdrá la pena. Fíjate en el periódico qué hay o de plano, averigua en el mismo museo. Abre los ojos, te encontrarás que en vallas, la cartelera de la esquina y hasta en el espectacular de por tu casa hay anuncios que nunca volteas a ver.


Si vives en Ciudad de México te recomiendo que vayas poco a poco: divide la ciudad y haz cosas distintas en los lugares que más te gustan. Por ejemplo, si te encanta la parranda en Xochimilco, ahora visita el centro de la delegación, ¡que es Patrimonio de la Humanidad! O, por ejemplo, si eres amante del cine, arma tu ruta de locaciones de "aquí se filmó": ve a dónde estuvo la producción de "Sólo con tu pareja", "Amores perros" o "Salón México", ¡aprovecha que vives aquí!


Utiliza la tecnología a tu favor: foursquare. Únete a esa comunidad y conoce los mejores restaurantes, bares y demás del lugar donde vives… ¡todo a través de tus twitteros favoritos!


¿Ya te dieron ganas de hacer algo diferente este fin de semana? ¡Qué esperas! Carga tu bonita dotación de papas Chip's (incluye las nuevas "Fuego") para tener mucha energía en el camino.


Gracias por acompañarme durante este mes a recorrer México. Para cualquier duda, queja o sugerencia, me encuentras en www.mxroks.com o sígueme por Twitter (@crislata). ¡Ha sido un placer!


¡Hasta pronto y genial viaje!


 
Imagen: cc 2.0 María Cristina Mendoza Alcázar
Publicado en: www.papaschips.com

Viajando en moto por México

viernes, 29 de mayo de 2009

¿Por qué escribir en este blog?

De entrada porque la Lata me lo pidió. Dice que escribo divertido, pienso que eso es sumamente discutible y he sido jitomateado en diversos blogs (ni le busquen, ya los borré, me hartaron), pero este proyecto está chido por varias cosas:

a) Es un espacio de cuates donde puedo contar de manera casual mis chocoaventuras recorriendo este país en moto.

b) En mi personalidad no está ir a Europa y a Asia y a lugares exóticos, he descubierto que lo que yo disfruto es subirme a mi moto y recorrer caminos. Para mí el viaje comienza cuando salgo de mi casa y prendo a la gorda (que es mi moto pues'n) y el llegar a un lugar es sólo parte del viaje, yo lo gozo desde el camino y aparentemente eso es escribible y la dueña y master del blog desea plasmar eso en su espacio.

c) Nuestro país está subvaluado. La onda de mi generación era ir a otros países y tener las fotos colgadas en la sala, pero hay muchas maravillas esperando en cada rincón de México; paisajes que no le piden nada a los que salen en el Señor de los Anillos. Pienso que nuestro país comienza a estar de moda para viajar, pero quiero compartir los rincones más allá de las zonas turísticas, esas joyitas que los lugareños conocen y que no se incluyen en el panfleto del tour.

d) Porque me late escribir.

Dicho lo anterior procedo a presentarme, soy Manuel y soy biker, traigo ya casi 20 mil kilómetros en mis alforjas, y aunque estoy muy lejos de ser un master Sensei del bikerismo, me considero razonablemente bueno para las motos y para viajar.

Prefiero viajar en moto porque así se puede sentir la carretera, se ven los colores del cielo, los paisajes y en general el camino se ve mucho mejor que cuando se va en auto. Tiene sus incomodidades, estar sentado en el sol durante 8 horas tiende a causar algunos estragos en la piel, no puedo llevar una maleta porque no cabe, pero es el precio a pagar.

Se dice que la moto es muy peligrosa y que es una irresponsabilidad recorrer miles de kilómetros en ella. Yo digo que todo en esta vida es peligroso y un madrazo a 140kms por hora en coche es tan mortal y tan desagradable como uno en motocicleta, y dentro de mi particular filosofía de vida hay que tomar riesgos, hay que hacer lo que uno disfruta porque para eso estamos vivos.

Me da mucha pena hablar con gente que sacrifica su felicidad actual por una supuesta felicidad futura, que se matan filosofando pensando qué los hará felices cuando seguro han encontrado lo que les gusta en cortito.

A mí me hace feliz ser biker, y me hace mucho más feliz vivir en un país maravilloso donde en un rango de 100kms puedo recorrer desierto, bosque y manzanares (Coahuila señores, Coahuila); me encanta que el clima de México permita rodar todo el año porque no tengo que batallar con la nieve y estoy más que puesto a recorrer todo el país en moto, lo chido es que ya llevo ¡como un 60%!

Anyways, basta de presentaciones, si la Lata me permite les contaré de algunos viajecitos de buen tamaño, dónde meterse, dónde comer, y si a alguien le interesa, hasta podemos explicar cómo viajar en moto y sobrevivir sin el rimel durante unos días...

Recuerden rodar con casco y sin miedo, el miedo apesta y la única solución es rodar y rodar.



Manuel


La Gorda y la Flaca

Que viva mi tierra Michoacán

miércoles, 27 de mayo de 2009


Y sí, que viva.

Qué difícil es hablar de Michoacán cuando lo primero que se viene (precisamente en este momento) a la cabeza es: narco, política y corrupción.

Pero, señores, Michoacán es MUCHO más que eso.

No tengo que apelar a la cordura de ninguno de los lectores de acá, porque sé bien que si llegan hasta aquí están abiertos a conocer más de ese lugar, mi lugar, que es el forzoso post oficial número uno de este blog.

Tampoco tengo que decir que MICHOACÁN es lugar de mujeres hermosas, je, basta con ver mi foto de perfil.

Ah, mi tierra. Morelia. En algún sitio escuché que posee el segundo centro histórico más grande del país, la neta es que no lo he medido, pero lo he pateado.

Crecer, vivir en este lugar fue una gran bendición para mí. More era una ciudad tranquila y relativamente pequeña, llena de árboles y yo fui una niña muy feliz.

Entonces, les quiero presentar mi Michoacán, mi Morelia, muy lejos de escándalos de cualquier tipo.

Esta tierra, mi tierra, es un lugar caminable, respirable, admirable.

Por ejemplo, si quieres pasar una tarde rica con los amigos, echando chisme, puedes caminar sin ningún problema de punta a punta el acueducto, iniciando desde las Tarascas, pasando por la Calzada Fray Antonio de San Miguel (testigo de mi nacimiento, kínder, primara y secundaria… nomás) hasta llegar al final… donde hay un deportivo que se llama Venustiano Carranza (diez puntos para que me diga qué se jugaba ahí hasta hace como 20 años).

Ahí atraviesas, fijándote en el semáforo, por favor, y te sientas plácidamente en el MX a disfrutar de una orgásmica torta de cajeta al horno. No… ¡qué cosa! Generalmente lo que hacemos nosotros es pedir una y compartirla (sí, con babas y peligro latente de influencia del marrano incluidas). Otra opción a unos cuantos pasos más, es tomar un café (mis favoritos en el mundo) de Café Europa (el pastel Torino, una cooooosa) o, elegiría Elo, en el Lillians café.

Las tardes en ese lugar son pacíficas, maravillosas para hablar y hablar.

Pero volviendo al centro, el Jardín de las Rosas es un sueño, aunque yo no elegiría comer ahí porque para mí los cafés son malos, caros (estándares morelianos, pues), y el servicio… (FX GRILLITOS… CRIII CRIIII), aunque dicen que ya hay nuevos sitios y con un mucho mejor servicio. No me consta. El cine que está enfrente es un must. Ok, las salas no son lo más moderno y cómodo de la cadena Cinépolis, pero siempre encontrarás algo que ver y más cuando es época de Festival (que, por supuesto, tendrá muchos posts en este sitio, porque México Rocks también por su cultura).  

También les recomendaría ir a un lugar casi enfrente de la catedral… se llama La Casa del Portal. La decoración es hermosa, y la comida nada mala. La terraza tiene una vista espectacular y también se respira un aire tranquilo, aunque un poco más turístico. Y se supone que todo se vende ahí: el plato, el mantelito, etc. (también tienen que visitar San Miguelito, aunque está fuera del Centro Histórico).


La Plaza de Armas queda justo al frente y a pesar de que fue remodelada hace poco, sigue siendo hermosa (léase: me gustaba más cómo lucía mi terruño antes). Intenten esto: compren una paleta de La Michoacana (en Michoacán, preparada por michoacanas, ja), y échensela en una banquita del zócalo, mientras ven a los niños jugar con las palomas… ¿quieren más?

Ah… pues ahí está, la catedral. Sí, sí, que no vamos a ir a rezar (aunque no está de más echarle una visitadita al Señor de la Sacristía, famoso por sus múltiples milagros), pero, no es por nada, es digna de verse. Piérdanse adentro, ignoren los recorridos turísticos si pueden -después del tour les obligan a pagar una “propina” -(pero hagan uso de sus orejas expandibles de los Weasly). Si se fijan, atrás, arriba, hay un organote. Ay, que yo estuve ahí. Para subir, hay que hacerlo (o en mi época escolar, al menos) por una escalera de caracol horrorosa, pero desde arriba la vista es ufff… Su sonido es nítido, y sigue siendo uno de los órganos más espectaculares de América Latina y se puede escuchar en algunos conciertos a lo largo del año (aunque la gente insista que esto no es cierto).

En el techo de la iglesia filmamos aquél comercial que alguna vez les enseñé en donde la hago de monja. Sí, el de la LPGA.

Se sube por una de las torres, que afortunadamente no tiene ventanas, porque mi miedo a las alturas me hubiera puesto en aprietos. Las torres son altas y el techo, sorprendentemente limpio.

Si caminas por las calles del centro, encontrarás tiendas a la antigua, de esas que yo no me explico cómo subsisten. Venden cachemir, ligueros para abuelitas, vestidos de quinceañeras a la vieja usanza. También puedes encontrar gelatinas con rompope, gazpachos (no la sopa, la fruta picada), chicharrones enormes con cueritos y pico de gallo, globos, artesanías, muñequitas de trapo a las que conocemos como “güares” (o “Marías”, dirían los chilangos).

Para la noche… La Inmaculada. Señores, una ida a More sin la Inmaculada no está completa.

Y si es de diciembre a febrero, ¡mejor!, porque podrás ser testigo de un clásico: el dragón de la iglesia.

No puedo imaginar mi infancia sin el dragón. Esta cenaduría establecida y atendida por los vecinos, nació por iniciativa de un cura, que es algo así como bien recordado por la comunidad porque hizo mucho por ellos (y esto, es neto, aunque parezca raro). Comenzaron con puestitos en la calle (literalmente) y poco a poco fueron creciendo (estoy hablando de años). Ahora aquella iglesita azul, en la que se escuchaba misa desde la calle y con altavoces, en la que había servicios cada hora hasta las 23:00 horas o algo así, se convirtió en una iglesia grande, en donde todo mundo cabe. La cenaduría sigue siendo atendida por los lugareños, pero ahora es un lugar en forma, en el sótano de la iglesia.

Funciona así: compras tus boletitos (sí, sí, como en kermés) y los cambias por los antojitos michoacanos que se ofrecen. ¡Que ya se me hizo agua la boca! Los precios son deliciosamente baratos, los productos limpísimos y… nunca me ha hecho daño nada.

Una cena típicamente moreliana. Ah. El dragón. Durante las fiestas de la Inmaculada Concepción (por eso mismo en mi casa le llamamos “La Conchita”), ponen un dragón mecánico (ok, súper kitsch) afuera del templo y cada media hora se prende. La función va así: el dragón (que evidentemente es el demonio) viene a la Tierra a tentar a los humanos, pero llega un ángel y con movimientos de robot setentero, alza su espada y le da con todo a don dragón. El mítico animal chilla y hace ruidos terribles, hasta que entre coros angelicales aparece la virgen María y acaba con él. ¡¿Se imaginan lo que esta aventura bíblica puede hacer para una niña inocente (ok, en los 80´s)?! Wooow, era lo máximo. Y sigue siendo. Cada vez que voy y empieza la música, dejo mi tostada de jamón (que existen, que existen) o mis uchepos para ver al dragón, que se sigue moviendo con crujidos, aunque ahora lanza fuego (o chispas, pues), por el hocico.

Nada, nada… que esto puede ser interminable. Pero hoy quería hablarles de un Michoacán muy mío. De esas calles de piedra, esos árboles rechonchos, esas combis en las que la gente viaja parada, del sol quemante de mi ciudad.

Una ciudad que vale mucho más que unas notas tristes en las primeras planas de los periódicos nacionales.
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TIP PARA EL VIAJERO: Morelia está súper bien ubicada, de Ciudad de México queda a dos horas y media en auto, y casi 4 en bus. De Guadalajara, más o menos la misma historia, al igual que Querétaro, León, Aguascalientes, Guanajuato. Nada de pretextos, ¿cuándo hacen la reserva?

MÁS INFORMACIÓN PARA EL VIAJERO: Acá la obtienes (casualmente también escrita por mí, jajaja).