¿Por qué México Rocks?

¿Por qué México Rocks?
Averígualo

Bloggers que aman México

Bloggers que aman México
¿Te interesa compartir con nosotros?

We love Mexico in English

Comida

Comida
Deliciosos platillos mexicanos

Viajando en moto por México; Saltillo-Guanajuato-Guadalajara-Vallarta y de regreso. (Parte I)

lunes, 6 de julio de 2009

Mi primer viaje largo en motocicleta fue de Saltillo a Vallarta puenteándole por Guanajuato.

Yo ya tenía cierto manejo y todos los fines de semana le pegaba al menos unos 300kms, tanto en moto deportiva como en la Harley, así que ya tenía idea de qué onda, pero siempre en el primer viaje se cometen todos los errores y se aprenden las lecciones de la manera más dura posible, pero me desvío (que es lo bueno de ser biker, uno se puede desviar a donde sea cuando sea, pero me vuelvo a desviar).

Había estado pensando en ese viaje por toda la semana e incluso una noche antes ya no pude dormir de la emoción, cosa que no me pasaba desde alguna navidad cuando era niño. El plan era rodar de Saltillo a Guanajuato, pasar una noche en Guanajuato en casa de mi cuate Guanabike, al otro día pegarle Guanajuato - Guadalajara para reventarnos el Guadalajara - Vallarta en una tercera jornada, era por ahí de las navidades así que había tiempo de sobra.

En la empacada subí el juego habitual de herramientas, ropa suficiente, cascos, chamarra, guantes, buff (como bufanditas para el viento), lentes... No, no, no, parecía Beduino con camello cargado, muy pronto me daría cuenta que era demasiado lo que traía cargando, pero bueno, ya llegaremos a eso.

En el día 1 rodé acorde a lo planeado. Tomé hacia el sur de Saltillo por la carretera 57 para subir por los Chorros, que es una parte con curvas sumamente divertidas, recomendable para pisarle en la medida de lo prudente porque es lo único divertido de manejar en los 600 kms que abarca la ruta. Justo donde terminan (comienzan) los chorros hay un restaurancito familiar que se llama "La herradura", no se pueden perder los chilaquiles con dos huevos estrellados, (digan que van de mi parte).

Eran días duros para rodar porque la carretera estaba llena de paisanos; personalmente me fastidia cómo manejan, es decir, a la velocidad en la que se sienten cómodos, sin importar el carril. No entienden que México es MUY diferente a Estados Unidos ¡y que aquí manejamos más rápido!

Total que en el lapso de 600kms me tocó ver dos accidentes serios y muy cerca de mí. Me sentía inseguro, como un ratón corriendo a través de una manada de elefantes, y también me tocó ver lo más bizarro que cargan los paisanos: Una pickup con un water... o sea un baño. ¡¡No entiendo cómo alguien puede recorrer miles de kilómetros cargando una taza de baño!!! Debí tomarle foto pero estaba en la etapa donde o manejaba moto o fotografiaba.

Pero desde ese viaje mi posición ante los paisanos es: o se adaptan o mejor no manejen, neta. Provocan muchos accidentes con sus chococamionetas y seguro hay un montón de muertitos cada temporada, pero me desvío de nuevo.

Llegué a Guanajuato a dormir una noche, para ya descansadito intentar salir al otro día temprano, pero la moto de mi cuate estaba en el taller, y el taller estaba en ¡¡San Miguel de Allende!!! Así que entre la ida por la moto y mil pendientes salimos de Guanajuato a Guadalajara cuando el sol se ponía y sufrimos un montón, éramos unos novatazos.

Resulta que traíamos de esos cascos ultramodernos con intercomunicador y la manga del muerto, desde ahí me juré no volver a usar radio, se distrae uno de a madres y afecta la sensación de aislamiento al rodar. El problema es que ninguno de los dos nos sabíamos las señales, entonces era manejar a ciegas porque, para acabarla de amolar, el faro de la vulcan (la de mi cuate) apuntaba directamente al cielo… ¡¡entonces no veía ni madres!!! Y además el frío, aprendí a la mala que hay que llevar ropa adecuada para las bajas temperaturas… Pero ¿qué tal llevaba la alforja llenita de jeans y ropa fresita pero ni un liner polar? Tremendo.

Aquí abriré un breve paréntesis para hablar de la comunicación entre motociclistas.

Hay de dos, o un intercomunicador o de plano señales. De las segundas luego hago post a parte (lo llamaremos “Rodando en manada”), pero el radiecillo ese es una reverenda… Ahí les va: Nolan hace unos cascos divinos con un hueco para blue tooth, el casco trae bocinas, micrófono, y el aparatito les maneja un iPod, comunicación piloto/pasajero, o comunicación con otras motos y además se puede conectar al celular de su preferencia para ir hablando por teléfono, ¿maravilloso o qué? Pues la verdad es que durante la semana de estreno la onda es ir hablando por teléfono, pero la triste realidad es que el sistema es complejo y si te quitas el casco ya todo deja de jalar y hay que programarlo de nuevo, entonces si te vas a tardar dos o tres minutos cada vez que te pones el casco pues es de flojera.

Digamos que carga gas toda la banda, ya todo mundo está listo pero te tienen que esperar porque tienes que programar la madre, dejarlo en modo stand by, conectarle el iPod, conectarle el intercomunicador, meterle el colmillo azul del celular, bajarle el volumen, ponerte el casco, acomodarte el cable, ponerte los guantes y vámonos…

Nada como ponerse casco, guantes¡¡¡ y a rodar!!! Personalmente quedé con muy mal sabor de boca con los aparatejos esos, soy biker a la antigüita, sólo requiero una moto y a veces un casco. Fin del paréntesis.

Total que a jalones y empujones llegamos a Guadalajara y al otro día (ahora sí tempranito) a Vallarta. Pero eso se los cuento en la segunda parte porque todavía nos esperaba un largo largo camino y un montón de dificultades de novatos, muy triste.

Manuel

0 comentarios:

Publicar un comentario

No sea tímido, todos hemos sido viajeros. ¡Coméntele!